quarta-feira, 21 de junho de 2017

Crecen las dudas sobre la gestión del incendio de Portugal / Los supervivientes del incendio acusan a las autoridades: “Nos arrastraron hacia la muerte” / Portugal’s prime minister calls on emergency services to explain wildfire response



Crecen las dudas sobre la gestión del incendio de Portugal
Los fuegos persisten tres días después de la tragedia mientras arrecian las críticas a la gestión de las autoridades

JAVIER MARTÍN
Góis 21 JUN 2017 –

Las llamas van de un lado a otro, de Pedrógão Grande a Góis, como las preguntas que se hacen los vecinos, que viven su tercer día de incertidumbre en medio de unos fuegos que han matado ya a 64 personas. Los políticos coinciden en que no es tiempo para las críticas, pero sí se ha abierto el de las preguntas. El mismo primer ministro, António Costa, quiere saber por qué no se cerró a tiempo la N236, la carretera de la muerte. También se ha sabido que el plan contraincendios tiene cuatro años cuando debía ser renovado cada dos años.

En 500 metros de asfalto encontraron la muerte 47 de las 64 personas que han fallecido por los incendios. Atrapadas en sus coches, algunas volvían de las playas, otras salían de las aldeas cercanas, de Figueira, de Nodeirinho, de Pobráis, porque, según una superviviente, les dijeron que el camino era la alternativa segura a la carretera comarcal I8. Y se encontraron con un caldero en llamas.

El primer ministro Costa pregunta a los responsables de la Guardia Nacional republicana por qué no se cerró la N236; también pide explicaciones por las previsiones meteorológicas y por el defectuoso servicio de comunicaciones. “¿Por qué, desde cuándo y qué impacto tuvo en la planificación, dirección y ejecución de las operaciones que vuestros sistemas no estuvieran funcionando? ¿Qué se hizo para establecer conexiones alternativas?, preguntó Costa, según la agencia Lusa, informa Reuters.

En este nuevo escenario de preguntas sin críticas, se revela que el Plan Forestal Contraincendios está congelado desde hace cuatro años; el anterior, de 2012 se publicó ayer, tras la denuncia del diario Público. Este plan debía actualizarse cada dos años, pero no se ha hecho nada desde hace cuatro.

También queda para largo la ley de reforestación que va a prohibir -según el Partido Socialista (PS)- el aumento de la superficie de eucaliptus; también está en trámite el primer catastro de bosques. Se desconoce la propiedad de casi la mitad de las parcelas rurales y boscosas; sin esa herramienta básica se hace muy difícil la planificación y encarar cualquier programa de prevención.

Ahora se echa la culpa a la falta de limpieza de los montes, pero el secretario de Estado de Bosques, Amãndio Torres, restó importancia a este argumento, pues recuerda que se han limpiado 25.000 hectáreas en una superficie forestal de 3,1 millones y que el arbusto también cumple una función ecológica.

No es que falten leyes, dice el propio secretario de Estado Torres, sino que es necesario que se cumplan las que hay. Está prohibido arbolar a 10 metros de las carreteras, los propietarios de los bosques tienen la obligación de mantenerlos limpios y de mantener los cortafuegos libres, pero se desconoce cuántas multas han impuesto los Gobiernos por estas causas.

En el kilómetro 7,5 de la carretera de la muerte todo está calcinado, pero se intuye lo que había: el bosque de eucaliptus, el camino cortafuegos, pero después ya junto a las cunetas, más eucaliptus que brotan de forma silvestre. Este martes, tres días después de la tragedia, unos obreros reemplazaban los quemados guardarraíles por otros nuevos; el asfalto aún se nota levantado por el calor, las señales de tráfico aguantan de pie, pero negras; en una de ellas alguien ha colocado un ramillete de flores. Aquí, el joven Miguel, vecino de Pobráis, encontró a su madre calcinada. Miguel dice que aquello que vio no era su madre, aunque sabe que era porque reconoció el coche.

La ciudadanía se pregunta más cosas. Por ejemplo: ¿Cómo puede ser que 47 cadáveres estuvieran casi 24 horas allí, en medio de la carretera, dentro de sus coches unos, en la huida otro? Solo un médico especialista podía levantar los cuerpos...y era la tarde de un sábado de playa.

El banco BPI y la Fundación bancaria La Caixa han anunciado que destinarán, en colaboración con el Ayuntamiento de Pedrógão Grande, un millón de euros para el realojo y la necesidades básicas de los afectados, según han informado ambas entidades en una nota.

Hace un año, para celebrar el Día del Bosque, el primer ministro Costa recordaba -como se puede leer en su página oficial- que Portugal tenía “un sistema de prevención mejor y un sistema de combate mejor; ahora necesitamos un mejor ordenamiento forestal”.

No hay críticas, es hora de trabajar unidos, dicen desde el presidente Rebelo de Sousa al líder de la oposición, Pedro Passos Coelho, pero sí es tiempo de lanzar preguntas, una más: ¿Por qué un país con tanto terreno forestal no tiene un Cuerpo de Guardas Forestales?

Confusión sobre una aeronave estrellada

Protección Civil de Portugal ha rectificado la información inicial en la que daba por estrellada una de las aeronaves que trabaja en la extinción del fuego. "No hay ningún aparato de combate contra los incendios que haya caído o tenido ningún problema", indicó un portavoz de Protección Civil al medio portugués Publico. La misma fuente añadió que no podían asegurar que otro tipo de aparato, no involucrado en las labores de extinción del fuego, pudiera haber sufrido un accidente.

A las 17.15 hora local (18.15 en la España peninsular) de este martes, un miembro de Protección Civil alertó a la agencia de noticias portuguesa Lusa de que un aparato involucrado en las labores de extinción se había accidentado en el término municipal de Pedrógão Grande.

La Fuerza Aérea de España informó a través de su cuenta de Twitter de que el posible avión de extinción accidentado no era español. El secretario de Estado de Administración Interna de Portugal ha asegurado a los periodistas desde Góis que no podía confirmar que un aparato se hubiera estrellado.

En una comparecencia de prensa, el responsable de Protección Civil, Vítor Vaz Pinto, ha explicado que el origen de la confusión ha podido estar en la explosión de una caravana abandonada que tendría bombonas de gas en su interior. No obstante, Vaz Pinto admitió que se enviaron equipos de búsqueda a la zona, en las proximidades de Ouzenda, en el término municipal de Pedrógão Grande.

EL DRAMA VUELA A GÓIS
Se ha cumplido lo que más temía el bombero español Aitor Soler, que el fuego se extienda por las escarpadas montañas, casi imposible de combatir a pie.

El sábado, el fuego comenzó en una planicie, en Fundeiros, cerca de Pedrógão Grande. La imprevisibilidad -con las condiciones meteorológicas ayudando- provocó el desastre más que la difícil topografía; pero los montes de Góis son otra cosa.

La noche pasada, otra vez con vientos cambiantes y mucha sequedad, el fuego se extendió por la difícil topografía de Góis. Desde las 7 de la mañana los hidroaviones, españoles y franceses principalmente, lanzaban agua sobre la tupida sierra. Pedrógão se daba por controlado y acabado a media mañana; pero al otro lado, en el concejo de Góis, aumentaban los problemas. El humo se elevaba y los aviones dejaron de poder trabajar. Aldea por aldea comenzaban a ser evacuadas: Cadafaz, Cabreira, Sandinha...

-¿Hay que entrar en las casas?, preguntaba un bombero español a los portugueses.

-Sí, casa por casa, pero antes llamad a la puerta.

Aunque llamen, hay ancianos que no se quieren marchar. Los bomberos no tienen autoridad y tienen que llamar a la Guardia Nacional Republicana. Habían sido evacuadas más de 27 aldeas hasta media tarde, la mayoría ancianas, desperdigadas en unas casas por allí y otras por allá, casas tan integradas en la espesura que son difíciles de detectar.
Los ancianos salen montados en sillas y llevados a pulso por zapadores o personal que se ofrece. Los aviones se desviaron a Pedrógão, donde la situación se ha agravado. Aquí también se desalojó la aldea de Ouzenda. Son 40 focos activos, reactivados por el capricho del viento y una tierra que sigue humeando como el cráter de un volcán.

Los supervivientes del incendio acusan a las autoridades: “Nos arrastraron hacia la muerte”

Los agentes indicaron que la carretera donde fallecieron la mayoría de las víctimas era segura.

20 junio, 2017 20:17
Aitor Hernández-Morales Lisboa

Mientras Portugal cierra su segundo día de luto oficial por las al menos 64 víctimas del incendio de Pedrógão Grande, más de 1150 efectivos siguen intentando controlar la conflagración que ha quemado decenas de miles de hectáreas de los distritos centrales de Leiría, Coimbra y Castelo Branco desde su inicio el pasado sábado.

El comandante operacional de Protección Civil, Vítor Vaz Pinto, afirma sentir confianza que el incendio estará controlado en cuestión de 24 horas, pero a lo largo del martes las autoridades lusas se vieron obligadas a evacuar 27 aldeas y un asilo de ancianos en el municipio de Góis, distrito de Coimbra ante el avance imparable de las llamas.

“Estamos ante una situación grave que puede pasar a ser gravísima”, reconoció Lurdes Castanheira, presidente de la Cámara Municipal de Góis, población que se sitúa a unos 40 kilómetros del punto de inicio del incendio. “El incendio ha logrado atravesar la sierra y el viento ha hecho que llegue hasta aquí con una intensidad increíble”.

Castanheira reconoció temer por la vida de algunos de sus conciudadanos, ya que “en varias aldeas los más ancianos han rechazado dejar sus casas, pese al peligro evidente que supone el avance de las llamas. En una aldea ocho personas han decidido obviar el aviso de evacuación. Infelizmente no les podemos retirar a la fuerza”.


 Dos militares españoles salvan la vida en el último atentado yihadista en un hotel de MaliDos militares españoles salvan la vida en el último atentado yihadista en un hotel de MaliAlejandro RequeijoUn subteniente permaneció varias horas en paradero desconocido y un comandante tuvo que usar su arma en el ataque para poder huir.
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Mientras siguen las labores de extinción, crece la indignación contra las autoridades ante noticias que revelan graves fallos de coordinación en las primeras horas del incendio. Errores que, según cuentan los supervivientes, pueden haber provocado la muerte de decenas de personas.

Hacia la “carretera de la muerte”

Maria de Fátima se encontraba volviendo de Coimbra el sábado cuando se enteró que un incendio afectaba la zona donde vive su padre, residente de Pedrógão Grande. “Cuando le llamé me dijo que era verdad, que el fuego les tenía completamente rodeados y que estaban en peligro”, cuenta Fátima en declaraciones a los medios lusos. “Conseguí llegar al pueblo y encontrar a mi padre, pero cuando intentábamos salir de la zona y tomar la IC8 [una autopista que pasa cerca de la zona], la Guardia Nacional Republicana (GNR) la había cortado”.

Según Fátima, cuando preguntó a los agentes de la GNR por dónde debía evacuar la zona, estos le indicaron que la carretera nacional 236 estaba libre de peligro. Al avanzar por esta vía, sin embargo, se encontró con un escenario apocalíptico.

“El humo era tan denso que no se veía absolutamente nada, lo único que resaltaba eran las llamas entre los árboles”, recuerda Fátima. “Chocamos con algo que estaba tirado en medio de la carretera, y de pronto un coche que venía detrás impactó chocó con el nuestro, y en nada el nuestro comenzó a arder. Queríamos salir del coche, pero a la vez el calor era tan intenso que no sabíamos si seríamos capaz de sobrevivir ahí fuera”.

Vi a una madre arder con los dos hijos agarrados a ella. Yo sólo conseguí salvar a mi nieta de milagro
Finalmente, Fátima y su padre se decidieron y lograron salir de la zona a pie, junto a otra mujer que encontraron malherida, con gran parte de su cuerpo quemada. Ante los medios, la superviviente denuncia que los agentes de la GNR la enviaron al sitio donde más de medio centenar de personas murieron calcinados el sábado.

“¡Sólo me salvé gracias a la intervención de Nuestra Señora! ¡Qué horror, qué horror!”Armindo Graça, que también escapó del infierno de la carretera nacional 236, es más explícito en su condena de los agentes de la GNR.

“Nos arrastraron hacia la muerte”, sentencia el residente de Pobrais. “Literalmente señalaron el camino que acabaría con nuestras vidas. Vi a una madre arder con los dos hijos agarrados a ella. Yo sólo conseguí salvar a mi nieta de milagro”.

 “No quiero ver ni a un político paseando por aquí, dando condolencias. Deberían haber estado cuando les necesitábamos, ellos y la GNR, que debería haber cortado las vías y avisado sobre lo que se tenía que hacer. Podrían haber salvado a tantas personas…”.

De momento, la GNR no esclarece si los agentes desplegados por la zona el sábado cometieron el grave error del cual se les acusa, pero el cuerpo de gendarmes luso ha prometido abrir una investigación para determinar que falló en esos momentos cruciales.

Falta de información

Entre los testimonios de los supervivientes otra queja frecuente es la falta de información por parte de las autoridades, y el pánico que se vivió al no saber si era necesario evacuar la zona o, por lo contrario, esperar la llegada de auxilio. El relato más devastador es, sin duda, el de Mário Pinhal, otro de los pocos supervivientes de la “carretera de la muerte”, que se vio sorprendido por el incendio en su casa de vacaciones en Pedrógão Grande.

Nadie nos informaba sobre lo que debíamos hacer, no decían si debíamos evacuar o no
“No sabíamos que hacer”, explica el residente de Póvoa de Santa Iria ante los medios congregados. “Nadie nos informaba sobre lo que debíamos hacer, no decían si debíamos evacuar o no. Cuando vi que el incendio se acercaba y que los eucaliptos del bosque estaban todos en llamas, le dije a mi mujer que metiera nuestras hijas en el coche y que saliera de ahí. Yo seguía atrás en otro coche, con mis padres y mi tía”.

“Vi como mi mujer, Suzana, y mis hijas Joana y Margarida murieron en esa calle”, relata Pinhal, intentando mantener la compostura pero en evidente estado de shock. “Iban por delante y no consiguieron escapar el fuego que nos rodeó en esa carretera. La calle estaba llena de coches desechos por las llamas, vi personas corriendo por el andén con el pelo en llama, la ropa ardiendo. Di marcha atrás como pude, mientras nuestros retrovisores se derretían. Poco después de salir de ahí explotaron nuestras ruedas por la intensidad del calor, pero seguimos como podíamos”.


“¿Por qué no las encerré en casa?”, se pregunta. “Habrían sobrevivido. La casa es nueva, sigue en pie. Las debía haber encerrado en casa. Nunca deberíamos haber intentado escapar. Tenía una vida feliz, a mis chicas les encantaba esta casa de vacaciones. Ahora me he quedado sin nada”.

Costa busca respuestas

Ante la indignación colectiva, el primer ministro António Costa ha pedido explicaciones a los máximos dirigentes de la GNR y Protección Civil.

Entretanto, en las zonas donde ya se ha controlado el incendio los forenses han logrado identificar a la mitad de las víctimas, entre las cuales se encuentran al menos cuatro niños y numerosos turistas. Al menos uno de los fallecidos es extranjero, un ciudadano galo cuya muerte ha sido confirmada por la Embajada de Francia en Lisboa.

La primera víctima en ser identificada ha sido Rodrigo, de apenas cuatro años de edad, que murió junto a su tío Sidel Belchoir en la carretera nacional 236. El pequeño se encontraba en la zona de vacaciones con familiares ya que sus padres –empleados de la aerolínea estatal TAP– estaban en Santo Tomé y Príncipe, celebrando su luna de miel.

Tres generaciones de una familia de Nodeirinho –abuelo, hija y nieta– también fallecieron en esa vía maldita mientras intentaban escapar. El cadáver de la pequeña Bianca fue hallado junto al de su abuelo; su madre, Gina, consiguió escapar del coche a pie, pero murió poco después de ser llevada al hospital local debido a la gravedad de las quemaduras que sufrió por todo el cuerpo.

Varios turistas portugueses, entre ellos la familia Machado, de Santarém –compuesta por Lígia, Sérgio, y sus dos hijos menores– están entre las víctimas mortales. Amigos de la familia que los cuatro se habían desplazado a la zona para visitar la popular playa fluvial de Rocas, a pocos kilómetros de Pedrógão Grande.

El matrimonio compuesto por José Maria y São Graça, de la ciudad de Loures, y Cristina y Eduardo Costa, del suburbio lisboeta de Pontinha, también fallecieron en la conflagración. Los primeros huyeron de la aldea de Vila Facaia, haciendo caso omiso a los vecinos que les aseguraban que estarían más seguros en sus casas que en su coche. El matrimonio de Pontinha parece haber sido sorprendido en la carretera mientras se dirigían a visitar la madre del fallecido, que consiguió sobrevivir el desastre.

Mientras los forenses siguen identificando a las 64 víctimas mortales confirmadas por el Gobierno, las autoridades lusas anticipan que el número total de fallecidos aumente debido a la gravedad de muchos de los 160 heridos. Fuentes de Protección Civil también temen encontrarse más víctimas en las aldeas que se sitúan en el centro de la zona afectada por el incendio, algunas de las cuales han estado incomunicadas desde el pasado sábado, cuando ya estaban rodeadas por las llamas.

Portugal’s prime minister calls on emergency services to explain wildfire response

At least 64 people have been killed, 47 of whom died on one road as they fled flames in their cars

Sam Jones in Madrid
@swajones
Tuesday 20 June 2017 18.52 BST First published on Tuesday 20 June 2017 13.34 BST

Portugal’s prime minister has called on the emergency services to explain their response to the country’s worst wildfire as public anger mounts over the tragedy. At least 64 people have been killed and more than 150 injured.

On Tuesday, António Costa asked the head of the National Republican Guard why officers had not closed off the road where many of the victims burned to death as they fled the flames in their cars.

He also asked for clarification on the extent to which rescuers’ communications systems had been affected by the fire, and for more information on whether the high death toll was the result of unusual weather or problems with the response.

“Why, for how long and what impact was there on the planning, command and execution of operations if your very systems were not working? What was done to establish alternative connections?” Costa asked of the emergency services, according to the state news agency Lusa.

A day earlier, Costa had acknowledged that early efforts to alert the public had been hindered after the flames destroyed phone lines and communications towers but insisted that “nothing compromised the firefighting efforts”.

The prime minister’s calls came as firefighters battling the blaze said they hoped to bring it under control within 24 hours.

More than 1,100 firefighters are still tackling the fire, which is thought to have started after lightning struck a tree in the central municipality of Pedrógão Grande on Saturday.

“The situation is quite a lot better,” operational commander Vítor Vaz Pinto told Lusa. “By tonight or Wednesday morning, the fire will be under control.”

He added, however, that progress would depend on the wind and the temperature, which was expected to reach 43C (109F) on Tuesday.

Reports that one of the water-bombing planes fighting the blaze had crashed on Tuesday were denied by the authorities, who said all the aircraft were accounted for.

As Portugal waits to emerge from three days of national mourning, questions are being asked about why the death toll has been so high in a country where there are wildfires every year.

Many are focusing on the authorities’ failure to close down the N236 road – and why it had apparently been signalled as an alternative route after a nearby road had been sealed off.

Forty-seven of the 64 forest fire victims died on the N236, which has been called the “road of death” or the “road of hell” by the local media. Thirty of them burned to death in their cars, trapped by the flames, while others died after abandoning their vehicles.

A survivor told Portuguese television that gendarmes directed them to the N236 as an alternative to the nearby IC8 route which had been closed and which the gendarmes used themselves.

“When we arrived at the IC8, they told us we couldn’t pass and directed us towards the N236. We thought that the road was safe but it wasn’t,” a survivor, Maria de Fatima, told AFP.

Among those killed as they fled was a four-year-old boy whose parents had left him with his uncle and aunt as they went on their honeymoon. According to the Correio da Manhã newspaper, his mother appealed for help on social media while his grandmother left Lisbon to try to find him. His body and that of his uncle were later found beside a car.

Assunção Cristas, the leader of the centre-right CDS-PP opposition party, said that while the country was still in mourning, a time would come “when all questions will be asked” in parliament.

Many people believe poor forest management – combined with the depopulation of rural villages, which has left many wooded areas untended – have played a part in the disaster.

“What failed this Saturday?” asked a headline in the Público newspaper. “Everything, as it has failed for decades.”

Paulo Fernandes, a professor in the forest science department of Trás-os-Montes e Alto Douro University in Vila Real, said that despite warning signs, people may have been caught off guard because the blaze had broken out before the usual forest fire season began.

“This was a unique event in terms of the impact it had on people and fatalities,” he said. “It was a bit early for this kind of fire, but we’ve had a somewhat dry winter and spring and then this heatwave, which has combined with very extreme atmospheric instability to bring lightning but no rain in the affected region.

“The area is heavily forested and when you have naturally ignited fires, they tend to occur randomly in the landscape and often in more remote locations.”

A burnt-out tractor near Castanheira de Pera. Photograph: Miguel Vidal/Reuters
Fernandes said people may have panicked when firefighters failed to appear and decided to get into their cars rather than staying in their homes.

He added that while forest fires in 2003 and 2005 had led to improvements and innovations in disaster planning, the emphasis still remained on fighting fires rather than preventing them.

A Portuguese environmental lobby group, Quercus, said the fires were the result of “forest management errors and bad political decisions” by governments over recent decades.

Quercus argued that much of the danger came from the highly flammable eucalyptus trees that have outstripped pine and cork oak to become the country’s dominant forest species and now occupy a “scandalous” area of about 9,000 sq km (3,500 sq miles).

However, Fernandes said the risk of eucalyptus had been overstated.

 “It’s a popular perception,” he said. “But it’s quite exaggerated because when we analyse fire data versus land cover data, we really don’t find fire has a preference for eucalyptus forests. It’s true it’s quite flammable, but pine forests are quite flammable and shrubland is highly flammable. Most of our Mediterranean vegetation types burn quite well.”

Three months ago the government announced new measures to combat wildfires, including restrictions on plantations of eucalyptuses and a simplified and cheaper programme of property registration to determine which land is being neglected.

However, not all of the reforms have come into legal force.

Xavier Viegas, an expert on forest fires, said while the fire had outpaced firefighters in some villages, the deaths had mainly highlighted communication problems when it came to evacuating people.

“It’s still hard to identify what failed, but it’s a bit of everything,” Viegas told Reuters.

Other countries prone to forest fires have systems in place to alert people to danger. After the fires that killed 173 people in 2009, Australia began using text messages and emergency broadcasts to get the word out.

“There’s an urgent need to organise that kind of alerting,” Viegas said. “Here, at best, someone from the parish council goes knocking on doors telling people to leave.”


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